El pasado viernes 10 de noviembre se realizó en la Escuela Esperanza de Talca, la segunda cuenta pública de la mesa de articulación del territorio 5, la cual integra las villas y poblaciones Faustino González, Parque Industrial, Villa El Parque, Maitenhuapi, Los Paltos, Villa Ilusión, Los Aromos y Villa Comercio. Fueron los propios dirigentes de la mesa territorial quienes informaron a la comunidad, autoridades locales y regionales, sobre el desarrollo del trabajo realizado en el último tiempo.
Quienes estuvimos ahí, nos encontramos con vecinas y vecinos empoderados, comprometidos y con claridad de lo que quieren ser y qué quieren obtener. Ciertamente, un grupo de personas que trabaja para recuperar el poder ciudadano en el contexto de una democracia aún imperfecta.
Creo que para dar sentido a lo que queremos ser y a lo que queremos construir, se necesita fundar un escenario que lo posibilite. Un escenario con estructuras y lenguajes armónicos, donde las personas desplieguen su imaginación, en donde trabajar juntos permita aprovechar al máximo los recursos disponibles, donde primen el ingenio, la buena comunicación y la sensatez para resolver los problemas comunes. Estos escenarios son los que se han ido tejiendo en cada mesa territorial.
El ejercicio democrático dirigido por los vecinos del territorio 5 evidenció una acción política potente, la cual se sustenta en el respeto que ellos tienen de su historia, de sus familias y de su propia dignidad. Este es el tipo de política que quisiéramos ver más a menudo, de abajo hacia arriba, sin dobleces y orientadas al bien común, lejos de las típicas prácticas personalistas, clientelares y de cooptación que han terminado por agotar a la ciudadanía y a alejarla de las decisiones sobre lo público.
Estoy convencido de que para construir un buen mundo es necesario usar palabras y desarrollar acciones que contengan la esencia del amor y la paz, en todo momento y sin tregua. Puede sonar iluso, pero me reconforta saber que es una ilusión compartida entre cada vez más personas e instituciones.
Participar como vecinos y vecinas, desde el interés por el bien común, en el mejoramiento y el desarrollo sostenible de un barrio, invita a a transitar de un modelo político de gobernabilidad centralizada a uno de gobernanza en que todos los actores del territorio tienen participación. Claramente, estos ejercicios democráticos, conscientes y solidarios, relevan el espíritu ciudadano y el sentido de comunidad.